Las lecciones de una noche que nos rompió el corazón

Es difícil abstraerse del bochorno, dejamos pasar las horas, vimos nuevamente el partido, y estas con algunas conclusiones que pueden ser útiles, nos vamos con la impotencia de tener el corazón roto, pero con una lección para ser aplicada de acá en adelante.
Foto: Conmebol.com
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BOSTON. El primer tiempo de Bolivia-Chile fue para el 0-0 que tenían. Hicimos poco ambos. Pero destacaron varias cosas, primero el buen partido de Sueco. Luego la excelente labor de Saavedra (que crack es). También decepcionó el Chacha Castro, jugadorazo, que parece no explotar por un tema muy interno de él, no se anima. Lampe tuvo una mala salida, pero luego fue todo seguridad, inmediatamente su error descolgó dos pelotas para sumar de nuevo confianza. Zenteno, Guti, y hasta Eguino tuvieron un buen partido, la clave fue el orden, Marvin se sumó y los cinco defensas fueron lo mejor que tuvimos.

También seamos honestos, Chile juega poco y nada, sin Sampaoli, este equipo es uno más del montón, Vildal, Alexis, hacen diferencia cuando pueden y quieren, pero se los nota en otra sintonía. Igual nos madrugaron, comenzó el segundo tiempo y en una jugada con muchas cositas propias de la fortuna y desconcentración, nos hacen el primer gol. Pudo venir la noche para Bolivia. Pero Campos estaba en la cancha, entró por Castro, primera lección: Si nos animamos a buscar más la tenencia de pelota, ¿no nos podrá ir mejor?. Jhasmani se la llevó, ganó una falta, le quitó el tiro al Sueco y la clavó en el ángulo. Golate.

Segunda lección, si tenemos al rival mareado, vamos a darle una combinación de derecha, izquierda, ganchos, uppercuts, ¡vamos a buscar el KO!. Intencionalmente o no, retrocedimos, nos fuimos metiendo muy atrás, vino el cambio, Veizaga por Duk, renunciamos a cualquier opción de contragolpe en un momento de desesperación chilena. Era evidente, el punto nos servía, queríamos el fin del partido, y la idea no era mala, sabiendo que no perder era un objetivo realista.

Pero no aprendemos más, aguantamos muy cerca de Lampe, sabemos que nuestra selección vende poco y en un torneo donde ya se les fue Uruguay del negocio -cuándo está claro que importa más la plata que cualquier otra cosa- todos olimos que algo raro iba a pasar, ocho minutos de adición, ya antes de ese momento maldito, el arbitro Maruffo había sido horrible, malísimo, pobre de conceptos, lento, inseguro, todo eso fue el árbitro estadounidense. Por eso llegó el penal, leímos el nuevo reglamento, buscamos fotos, videos, todo, y nada. No hay manera que nos convenzan que esa era una mano, es más el arbitro creyó lo mismo, pero estaba tan nerviosos e inseguro que ante la sanción de su asistente – el mismo que nos impidió culminar la mejor jugada de gol en el primer tiempo, por otro error – sancionó penal.

Y aunque había la esperanza que Carlos Lampe -de gran partido- pase a convertirse en el super héroe, Vidal nos sacó de la Copa, Jair Marrufo nos sacó de la Copa. Nosotros también aportamos en haber quedado sin chances en la Centenario; Una vieja lección no aprendida, nos sobró actitud, un factor que a veces en torneos cortos como este alcanza y sobra, un item que nos faltó contra Panamá en gran parte del partido, un aspecto que debemos trabajar, si también falta estructura, inferiores, todo lo que hace del fútbol algo serio, con todas las limitaciones -exigiendo condiciones- pero si nos hacemos fuertes de la cabeza, tantas cosas podrían ser distintas, hasta podríamos salir pensando que podemos ganar.

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