Es inevitable ilusionarse, en este ambiente deportivo, lo hizo hasta el presidente del Estado, Evo Morales, prometió premios atractivos y útiles si los deportistas logran una medalla para el país, pero, el mismo primer mandatario, uso la palabra “sorpresa”, “espero nos den alguna sorpresa” dijo. Y si, la única chance de que pase algo extraordinario sería esa.
Pero así como los chicos llegan a río con la ilusión de lograr ser esa sorpresa, de dar esa alegría al país, es necesario pensar que para llegar a eso hay que trabajar pensando en eso, y es un trabajo, organizado, planificado y bien pensado. El sábado en Rio pasó algo que es histórico, Argentina obtuvo su primera medalla de oro en la historia olímpica en damas. Paula Paretto lo hizo en Judo, pero la Peque, es el resultado de un ciclo olímpico de trabajo en el Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo -por sus siglas conocido como ENARD- que fue el antes y el después en la historia del deporte argentino.
Una entidad externa a cualquier Gobierno, trabaja en conjunto con el Ministerio de Deportes y con el Comité Olímpico, pero sigue siendo independiente. Recibe un peso argentino de cada transacción de las telefónicas por ley y así está financiando la ilusión y ahora resultados de varios atletas que tuvieron el ciclo olímpico de trabajo en el primer mundo, con roce, con peso y con recursos. Y ahora no sólo le dará un premio -según se dice de 70 mil dólares- si no que fue parte de estos cuatro años de progresos y logros en su carrera.
Ese es un ejemplo tangible, así se debe encarar el apoyo al deporte amateur, los premios son un incentivo si, y es un buen primer paso, pero para lograr objetivos grandes, se debe encarar con políticas de fondo, más reales, y por sobre todo, apuntando y entendiendo al deportista como principal protagonista de esta historia. Trabajemos para poder soñar en grande.
Paula Pareto: Medalla de oro por culpa de la pesada herencia que les dejó el ENARD. pic.twitter.com/cTcdC9PJcB
— LuLa Barbuto (@taladrisima) August 7, 2016
