Aquella tarde en el Siles

Pasaron 50 años, justo un 28 de marzo de 1963 ponía el primer gran examen para la selección de Alvim. Ya atrás quedaron Ecuador , Colombia, Perú , Paraguay. Ahora tocaba Argentina en el Siles.


Camacho

Pasaron 50 años, justo un 28 de marzo de 1963 ponía el primer gran examen para la selección de Danilo Alvim. Ya atrás habían quedado Ecuador (4-4), Colombia (2-1), Perú (3-2), Paraguay (2-0). Ahora tocaba la selección Argentina en el Siles.

El partido era duro para la verde, pero llegaba luego de haber encontrado a un equipo que le daba el juego prometedor de poder hacer frente a los gigantes, la Argentina llegaba de ganarle a Brasil, sin duda era el partido clave para ambos. Bolivia desde el comienzo mostró el mismo nivel que tuvo ante Paraguay, rayando la excelencia, pero desconcentraciones y nerviosismo de protagonismo le costaron los empates en dos ocasiones a la verde. Castillo puso en ventaja a los nuestros a los 11 minutos, pero Rodríguez igualaba a los 28. Ramiro Blacut encontró un pelota frente al arco y con toda la potencia que le daba llegó a agujear al Gato Andrada en el arco visitante, 2-1 que duró poco a los 33 llegó el debut goleador de Blacut con Bolivia, y sólo dos minutos después el mismo Rodriguez puso el 2-2 con el que terminó el primer tiempo.

El segundo tiempo tenía a Bolivia encimada al arco de Andrada, pero nada, el resultado no se movía, faltaban escasos cinco minutos para el final, lo inesperado, un gran desborde de Blacut, levanta el centro y Griguol hace una mano, de esas tontas en su área, Arturo Yamasaki el juez peruano, no dudó y cobró la pena máxima.

No fue Ugarte, no fue García, tampoco Alcócer, el que pidió la pelota y se la dieron fue Máx Ramírez, defensor central se tenía fe. El estadio en silencio, Andrada agazapado, suena el pitazo, Ramírez ejecuta el penal fuerte, razante al medio, Andrada ya había caído a su izquierda, pero con el pie detiene el balón y lo envía al corner… Alegría rio platense, son todos abrazos al arquero de Rosario Central, como si hubiera hecho un gol. Ramírez queda de rodillas, llorando en el área. Wilfredo Camacho capitán del equipo lo arenga, lo levanta, mientras todo eso pasaba en el área del arco norte del Siles, llueve una pelota desde la esquina desde el pie de Fortunato Castillo, Camacho levanta la mirada, la pelota llega justo sobre su cabeza, se levanta ante el desconcierto y la desconcentración albiceleste, con el testaso pone el 3-2 final con el que Bolivia explota en llanto de emoción.

Bolivia ganó un partido único, de guión de película para generar lágrimas en la afición. Camacho puso justicia y de nuevo llenó al Hernando Siles de júbilo transformado en pañuelos blancos.

El Veco famoso cronista de ese tiempo de la revista El Gráfico resumía así contagiándose de la emoción de un pueblo su vivencia en el Siles: ” Triunfo indiscutido. Maravillos. Aquí no valen excusas, ni mito, ni altura. Estoy emocionado con la alegría de este pueblo hermano”.

Así fue esa tarde, maravillosa para los que la vivieron, estremecedora para los que la escuchamos o leemos, no tenemos la chance de ver en video ese momento, solo el recuerdo del gol en una secuencia fotográfica, de Lucio Flores que nos entrega el libro 50 años de la Epopeya, disfrútenla:

penal Ramirez

festejos Andrada

La pelota se mete en el arco

Gol Boliviano

gol Camacho

festejos Bolivia

Camacho en hombros

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