El Torpedo alemán

Gerd Müller dominó por mucho tiempo el ranking de los mejores goleadores en copas mundiales.

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No sólo el nombre de Gerhard “Gerd” Müller sigue siendo sinónimo de delantero modelo por excelencia, además, los récords excepcionales que batió “el torpedo” siguen intactos en la actualidad. El delantero centro del Bayern de Múnich y de la selección alemana marcó 365 goles en 427 participaciones en la Bundesliga y 68 goles en 62 apariciones internacionales, un hito que ningún otro jugador ha podido igualar jamás. Y todo eso a pesar de haber cantado en la canción titulada Dann macht es bumm!: “Un partido de fútbol no es cosa fácil, los goles no son baratos”, durante su breve y lamentable incursión en el mundo de la música pop.

Sin embargo, al final de su gloriosa carrera deportiva, Müller podía alardear de una plétora de goles increíbles. “Mi gol más importante fue sin duda el 2-1 en la final de la Copa Mundial de la FIFA 1974, en Múnich”, comentó recientemente Müller en su dialecto de Nördlingen. La era dorada del fútbol alemán y de la selección nacional de principios a mediados de la década de 1970 habría sido impensable sin Müller, tal y como su antiguo compañero de equipo Franz Beckenbauer se apresura a subrayar: “El Bayern es actualmente lo que es gracias a Gerd Müller y sus goles”.

El levantador de pesas que levantó al Bayern
Cuando en 1964 Müller fichó por el entonces club de segunda división Bayern de Múnich, su entrenador, Zlatko “Tschik” Cajkovski, se burló con sorna de la chocante apariencia física del delantero: “¿Y qué voy a hacer yo con un levantador de pesas?”. Y es que Müller tenía las piernas cortas, en comparación con un tronco grande como un tonel, y el perímetro de sus muslos medía sesenta y cuatro impresionantes centímetros, lo que le daba la apariencia de un levantador de pesas del este de Europa.

El bajito y fornido delantero, que empezó su carrera deportiva a la edad de nueve años en su Nördlingen natal, una ciudad situada a una hora y media en coche de Múnich, iba a protagonizar una ascensión meteórica a la cima del fútbol mundial. Cuando tenía dieciséis años, Müller había pasado ya por toda una serie de equipos escolares y alevines, y por el equipo de juveniles del TSV Nördlingen. En la temporada 1962/1963, marcó la increíble cantidad de 180 goles con su club. El jugador atribuía su fuerza a la ensalada de patatas que le preparaba su madre.

Con Cajkovski, Müller se desesperó en el banquillo durante diez partidos hasta que el entrenador dio su brazo a torcer ante la insistencia del entonces presidente del Bayern, Wilhelm Neudecker, y colocó al joven delantero en el equipo. En su primer partido de liga, en octubre de 1964, Müller marcó dos goles contra el Friburgo, que se convirtieron en los cimientos de una excepcional carrera. Incluso Cajkovski empezó a referirse a él con más cariño, llamándolo “el gordo y bajito Müller”.

En 1965, Müller, Sepp Maier y Franz Beckenbauer, el trío que habría de atraer para el Bayern el reconocimiento mundial, consiguieron para el club el ascenso a la Bundesliga. El club terminó tercero en su primera temporada en la competición máxima de la liga alemana y levantó la Copa de la DFB, una hazaña que repetiría en 1967, 1969 y 1971. El Bayern de Múnich se proclamó campeón alemán por primera vez en 1969 y, a continuación, reclamó para sí una tripleta de títulos, en 1972, 1973 y 1974. El club de Múnich también alcanzó su primer título internacional en la Recopa de Europa de 1967. Aquel equipo de ensueño se hizo después con la victoria en la Copa de Europa en tres temporadas consecutivas, desde 1974 a 1976, una increíble sucesión de éxitos que culminó con el triunfo en el Campeonato Mundial de Clubes.

Sin Gerd Müller, esta gloriosa era habría sido inconcebible. Müller se convirtió cada temporada en el máximo goleador del club, desde 1964/1965 hasta 1977/1978, y de la Bundesliga en siete ocasiones (1967, 1969, 1970, 1972, 1973, 1974, 1978). En 1971/1972 anotó 40 goles, una proeza que ningún otro jugador ha podido igualar jamás.

El goleador alemán
Era sólo una cuestión de tiempo que el prolífico delantero atrajera la atención del seleccionador nacional, Helmut Schön. Müller realizó su primera aparición internacional con la selección absoluta en 1966, en el partido del 2-0 de la victoria en campo contrario contra Turquía. En la Copa Mundial de la FIFA México 1970, el jugador obtuvo la Bota de Oro por sus diez goles y forjó una formidable asociación con Uwe Seeler en la línea de ataque. Hoy en día, Müller subraya todavía la trascendencia de aquella competición: “Aquel campeonato fue mucho más importante para mí que el de 1974. Entonces teníamos un equipo inigualable, aunque mucha gente considere que nuestro mejor equipo fue el de la Eurocopa de 1972”.

En 1972, el goleador alcanzó la gloria en el Campeonato Europeo de la UEFA, en cuya gran final Alemania se impuso a Rusia, para después anotar contra Holanda el increíble gol de la victoria en la final de Alemania 1974. Müller recuerda: “El balón llegó al área de un pase de Rainer Bonhof. Me lancé hacia delante con dos jugadores holandeses y entonces tuve que retroceder porque tenía el balón justo detrás. Lo toqué con la zurda, me giré un poco y, de repente, el balón estaba dentro”, y Müller sonríe, recreando aquella jugada del minuto 43 en el Olympiastadion de Múnich.

Müller anunció su retirada del fútbol internacional tras haberse convertido en campeón del mundo a la edad de veintiocho años. Siempre se ha dicho que el motivo fue la prohibición de que las mujeres de los futbolistas participaran en el banquete celebrado después de la gran final de la Copa Mundial de la FIFA. No obstante, Müller no tiene problemas para aclarar este extremo: “Tres días antes de la final le comuniqué al seleccionador Schön que me retiraba. Me pidió que no lo hiciera público hasta que acabara el partido. Eso fue todo. No sucedió nada más”. Pero, de pasada, Müller describe las primas que les ofreció la DFB por la victoria en la Copa Mundial de la FIFA como “ridículas”.

Fuente: Fifa.com

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