No es poca la gente que llega al Arena do Sao Paulo intentando un foto, buscando un acceso, intentando entrar a conocer el estadio, o simplemente acercándose a curiosear por el movimiento.
La gente del lugar, se admira, comienza a ver costumbres raras, acentos extraños, looks inusales, se toman fotos, entre todos, comparten su felicidad, intercambian, risas, fotos, abrazos y siguen su camino.
“É muito interessante ver tantas pessoas de todos os lugares” nos decía Jorge que bajaba desde el estadio hacía la estación de metro Corinthians-Itaquera.
Así el barrio del estadio más polémico del Mundial -y con razón, a simple vista saltan que la fachada por ejemplo no llegará a estar terminada ni siqueira cuando termine la Copa- pero un barrio tranquilo donde termina (o comienza) la línea roja de metro vive el revuelo que le ha generado la instalación del nuevo vecino que el jueves hará una mega fiesta e invitó a todo el mundo literalmente.
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