Édgar Olivares es uno de los jugadores más veteranos en la Liga. Tiene 36 años y desde los 16 (hace 20 años) empezó a jugar a nivel profesional. Trascendió en Wilstermann, Atlético Pompeya, Bolívar, The Strongest, La Paz Fútbol Club, Universitario, Petrolero —en el Nacional B— y ahora lo hace en Aurora. Es temperamental, lo da todo, no le gusta perder una pelota en la cancha y con su forma guerrera de jugar ha conquistado varios títulos.
— ¿Qué responde alguien como usted, de tan amplia trayectoria, cuando le preguntan sobre el momento más feliz que le tocó vivir?
— Viví momentos felices no solamente por lograr títulos, sino por compartir con profesionales que se daban íntegros en su trabajo. Uno logra amistades, conoce otras ciudades, debe habituarse a las costumbres de las mismas, por ejemplo en La Paz a tomar previsiones porque siempre hay marchas, se cierran vías, etcétera. Todo ese tipo de vivencias te da el fútbol.
— ¿Y también amarguras?
— Me sentí muy mal cuando estuve en Wilstermann, club al que le estoy muy agradecido a pesar de las cosas malas que me quisieron hacer. No entiendo por qué quisieron castigarme si simplemente reclamé lo que consideraba que en su momento era justo, salarios adeudados de cuando presidía Víctor Hugo López. Me sentí perseguido, hablé con la prensa, di nombres y me quisieron procesar por difamación y calumnias. Por decir la verdad.
— ¿Hablar de dirigentes es meterse en camisa de once varas?
— Los dirigentes hablan y sus palabras se las lleva el viento, pero de cambios no se ve ni se nota nada. Y si uno se da cuenta, los que manejan el fútbol son ellos, pero deben cambiar de mentalidad. Si desean que el fútbol progrese, el cambio debe darse desde la cabeza; si no hay ese cambio, no vamos crecer.
— ¿También usted opina que las divisiones menores están descuidadas?
— El mayor problema es la falta de divisiones menores y si no se ponen en práctica los cambios que los directivos plantean en forma teórica, nuestro fútbol no va a cambiar en nada. Es que no puede ser posible que (los jugadores) lleguemos a un nivel profesional y tengamos que aprender recién cosas básicas de cómo jugar al fútbol. Es por ello que seguimos retrasados.
— ¿El problema es dirigencial o pasa por otros aspectos?
— En el fútbol no se nota un recambio generacional de directivos, tal vez se está dando en algunos clubes, pero en baja escala. Los directivos se siguen pasando la pelota, se quedan años y no quieren soltar la mamadera. Mientras eso ocurra, difícilmente cambiaremos. Deberían preguntarse: “¿qué estamos haciendo por el fútbol?”, pero no lo hacen.
Hace poco nuevamente me quisieron castigar porque quise cobrar lo que me adeudaban a través de la justicia ordinaria. Lo que pasa es que ellos hacen sus reglamentos y estatutos a conveniencia.
— ¿Estas cosas le hacen pensar que nunca debió ser futbolista?
— Mi sueño fue siempre el de jugar al fútbol y Dios me lo regaló. Y me dije: “no habrá persona que me quite ese sueño”, porque Dios me dio ese talento y por ello cuido tanto mi profesión. Siempre le estaré agradecido al Señor por esta bendición.
— ¿Jugar en la selección nacional fue lo mejor?
— Creo que vestir la camiseta de la selección es lo más lindo para un futbolista, es el punto más importante de su carrera. Es el orgullo de representar al país para defender los colores de la patria. Uno debe brindarse al máximo, dejarlo todo en un campo de juego para que todo un país pueda disfrutar de un triunfo. A mí me dejó muchos recuerdos, jugué contra Brasil y Perú en las eliminatorias, rendí al máximo, incluso le marqué un gol a Brasil y es algo que no olvidaré nunca. Esos recuerdos quedarán ahí para toda la vida.
— Usted criticó a los dirigentes; pero, ¿los futbolistas no son también culpables?
— Los jugadores debemos ser positivos, luchadores, trabajadores, pero eso debe venir desde las bases, desde los niños y adolescentes que son el futuro.
— Y también disciplinados…
— Esto es lo que más nos está consumiendo. Uno entiende que cuando es joven y triunfa también se empieza a malear en forma rápida, y es porque muchas veces no halla orientación. En mi caso a muchos compañeros les hablo, trato de ayudarlos, pero ellos consideran que al haber jugado dos partidos o más ya están arriba, sin darse cuenta de que el comportamiento individual es clave para crecer.
— ¿O sea faltan orientadores o mejor dicho líderes en esta clase de grupos?
— Es otro punto preocupante, se están perdiendo los líderes; pero esto se puede solucionar formando, orientando a los compañeros. Lo que sucede es que a veces los futbolistas no tienen esa ambición de mejorar, de sobresalir, de adquirir responsabilidades y no asumen los desafíos.
— ¿Qué les recomienda?
— Sin duda alguna la humildad, la perseverancia y el trabajo son aspectos fundamentales para crecer en el fútbol, son claves para el éxito y uno debe permanecer siempre con esos fundamentos de vida. En ese sentido debo agradecerle mucho al técnico Mauricio Soria, quien me dijo: “cuanto más tengas, sé más humilde”, ese mensaje se me grabó y lo pongo en práctica siempre.
Fuente: La Razón