El partido en Oruro se calentó, Oriente se había puesto en ventaja y los orureños habían perdido el control del partido, pero de repente una jugada de Gómes habilitó a Saucedo y sólo bajo el arco puso el 2-2.
El gol fue una de las mecha que encendió la tarde, porque desató la euforia local y el enojo visitante, Saucedo definió habilitado, pero por poquito y la duda que se generó provocó mal estar en la visita.
Ahí Oriente perdió el control del partido, vino el tercero de San José con Neumann y estalló todo; Sucede que Ferrurfino pateó una botella de agua hacía el sector de Oriente Petrolero, los suplentes reaccionaron mientras Neumann festejaba, el primero en percatarse fue Luis Torrico, que fue desde la cancha al banco de suplentes, allí recibió una serie de patadas descalificadoras de los vistantes y explotó todo lo demás, la policía intervino y chocó con el equipo visitante -con excesos de por medio- había sangre en algún ayudante de Pompei. Peleas incluso con periodistas involucrados, algo que es reprochable desde todo punto de vista.
Los policias usaron gas pimienta contra jugadores de Oriente que evitaron que se llevaran detenido al DT Pompei. Hubo hasta un hincha de San José invadiendo el terreno de juego revoleando la camiseta, claramente en estado de ebriedad -inaudito- para la seguridad de todos que esto suceda durante varios minutos sin que la policía reacciones.
El papelón fue del juez que luego de todo esto haya insistido con reanudar un partido que debió ser suspendido una vez que la policía intervino y arremetió contra la visita en Oruro, porque los jugadores de campo fueron gasificados y eso de cualquier punto de vista ya le quita toda normalidad a un cotejo.
La pobre solución de Jorge Alejandro Mancilla fue expulsar a De Muner y a los entrenadores… un bochorno que no supieron controlar ni el juez como autoridad del juego, ni la policía como autoridad y responsable de la seguridad y el orden.