Sin paciencia y con las diferencias visibles

El ambiente en el Hernando Siles estaba enrarecido, los jugadores cometían errores increíbles, no había fuerzas, algo pasó en el estadio que le quitó fortaleza al Bolívar.
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Foto: La Razón

El ambiente en el Hernando Siles estaba enrarecido, los jugadores cometían errores infantiles, gente que rindió a niveles muy superiores hace meses, días, no encontraron respuestas inmediatas dentro del campo.

La gente murmuraba, en el mismo banco de suplentes, se veía la molestia de algunos jugadores con los que estaban en el campo, el primer tiempo Bolívar se fue entre silbidos y pedidos de un cambio de actitud, Vladimir Soria estuvo al borde del campo durante la primera etapa, fue el primero en irse, José Sánchez Capdevila fue de los últimos.

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Foto: Late

Qué pasó adentro (?) … Capdevila fue el primero en volver al campo, faltaban algo más de cinco minutos para cumplir los quince, salió del vestuario y se sentó solo en la casamata. Luego salió el equipo, Lizio entró por Cabrera, el paraguayo se sentó a lado de Capdevila, y Vladimir Soria fue el último en salir, con la cabeza gacha se sentó del otro lado y no se movió más, nunca salió, ni estiró la mano, menos dio alguna orden, parecía sin ganas, no quería estar ahí,  no hizo más nada que mirar el partido con una mirada de ausencia, Iván Castillo tomó la posta, él dirigió el segundo tiempo.

Algo se rompió en Bolívar y no fue la piedra que cayó al techo de la casamata, el aire se cortaba con cuchillo en el Siles, la gente perdió la paciencia, Soria perdió el mando, los jugadores rompieron el vínculo con la hinchada -excepto Walter Flores, ovacionado y que se retiró pidiendo disculpas- el resto era recriminado, pocos se salvaron. Cardozo entregó su camiseta a los hinchas, con la misma bronca e impotencia.

Edu Moyá, que no fue convocado a pesar de estar recuperado de su refrío, no ingresó al vestuario, prefirió esperar fuera y hablar con los medios, calmado, entendiendo el pedido de la gente, sereno, pero ajeno a los que estaban dentro del vestuario número uno del Siles.

Bolívar tuvo que irse de una manera poco habitual, casi escapando del Siles por seguridad, Soria se fue después, en medio de un silencio que cuidó la policia y una tensa caminata hasta su vehículo.

Los capitanes luego del partido dieron el respaldo al DT, llegó el momento que Loayza no quería, Soria ha quedado expuesto a los malos resultados, el grupo que ha dejado “El Mister” Portugal está con más diferencias que las que causó el paso del Ibérico en La Paz, ahora se notan a simple vista.

Resta saber cuál será la respuesta de los jugadores luego de tocar fondo, la derrota ante Real Potosí no fue una más, se notó que algo se rompió; por eso será más importante, saber cuántas ganas  le quedan a Vladimir Soria luego de lo que se vivió el domingo en la cancha, en las gradas y en las calles.

En Bolívar se acabó la paciencia… y el miércoles en Warnes, los jugadores y el DT tienen la chance de responder nuestras dudas.

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