Se consumó el Walk Over técnico en Sacaba, la U había viajado con 18 jugadores, todos menores a los 18 años, pero llegando a Cochabamba tras un largo viaje, sólo once fueron inscritos en la planilla oficial, hasta ahí parecía que iban a ser mártires de una crisis institucional que dejó a la U sin equipo en el torneo Apertura.
El primer equipo decidió no viajar por deudas, y aunque la dirigencia afirma que se pagó, el primer equipo aduce que no cobraron desde enero, por lo que se plantaron a la dirigencia, que decidió llevar un equipo juvenil a la Llajta.
Al llegar y tras presentar la planilla, Carlos Sanz, no figuró como entrenador y dijo: “Es una situación incómoda, la verdad que yo no entrené con estos chicos, con suerte conozco a dos de ellos, el resto, no los conozco”, dijo.
Cuando comenzó el segundo tiempo, el marcador -que es lo menos importante- estaba 7-0 a favor del Rojo del Valle, y el equipo capitalino salió al campo sólo con siete jugadores, cuatro de ellos no volvieron aduciendo una lesión muscular, y entonces pasó, al minuto de juego en el complemento, uno cayó al suelo, y entonces ya no había jugadores para dar curso a un partido reglamentario.
“Terminar así es peor que perder 20-0, es vergonzoso. Por estas cosas el fútbol boliviano sigue así” dijo Álvaro Peña al retirarse del campo y es la misma sensación que nos deja a todos. La U por segunda vez utiliza esta artimaña que no sólo deja en ridículo a su institución, sino, que muestra lo poco que importa el deporte, la competitividad y la juventud en nuestro fútbol.
