Achumani reprobó en su sistema de seguridad

La hinchada local vivía una fiesta, pero nadie contempló que un equipo grande como Wilstermann, iba a llegar al Rafael Mendoza Castellón con hinchas, además todos olvidamos que las hinchadas del Tigre y de Wilstermann vienen con un historial de cruces violentos que eran para tomar medidas de seguridad importantes.
Foto: Marka Registrada
Foto: Marka Registrada

La hinchada local vivía una fiesta, pero nadie contempló que un equipo grande como Wilstermann, iba a llegar al Rafael Mendoza Castellón con hinchas, además todos olvidamos que las hinchadas del Tigre y de Wilstermann vienen con un historial de cruces violentos que eran para tomar medidas de seguridad importantes.

¿Quién falló?, la logística del club local, no contempló acceso separado, y mucho menos sector de espectadores para los hinchas visitantes, nunca contemplaron la idea, el precio único de 20 bolivianos, también fue aprovechado por la barra Aviadora que llegó del Valle.

¿La polícia dispuso de la cantidad de efectivos necesarios para un partido?, todo indica que no, era una cantidad limitada de un centenar de oficiales para una asistencia de más de 9000 mil espectadores. Es cierto, que la seguridad es contratada por el club local, pero falló la logística de ambas instituciones en la planificación previa.

Pudo ser peor, por suerte no pasó a mayores de un cruce de puños y patadas, sin heridos graves, pero fallaron también los controles de acceso, porque persona en grave estado de ebriedad e incluso bajo efectos de drogas ingresaron al escenario deportivo y fuera de sí, tanto hinchas del Rojo como del Tigre, estaban eufóricos y exaltados por los efectos de esas sustancias.

Que sirva de lección, organizar un partido de fútbol de clase A, como es un clásico nacional, debe ser algo que se tome con mayor seriedad. Además, es tiempo que la Federación, la Liga y la ANF contemplen de una manera seria el tema de la hinchada visitante, escoltas policiales, accesos separados para el ingreso y salida, y sobre todo tribunas dedicadas para ese fin.

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Así de duro, es que el potosino Orlando Quintana estuvo en un partido nervioso, indeciso, complicado por él mismo. Se echó en contra a los dos equipos, a los dos entrenadores, a los dos capitanes, al público, hasta a sus compañeros contradiciendo algunas decisiones asumidas por ellos. Es cierto, estuvo acertado en sus decisiones, el penal del Tigre -pudo se cobrado, o no- el penal de Blooming, debía ser sancionado, y fue cobrado. El offside de Veizaga, pudo o no sancionarse, no se discute la decisión, se discute las formas.