Otro Clásico que termina con trifulca en Santa Cruz

Suman y siguen los partidos Clásicos en Santa Cruz que terminan con una hecatombe en el Ramón Aguilera Costas. Es cierto que un Clásico es un partido a parte, a nadie le gusta perder y que ese fragor de juego se de entre los jugadores pasa y sigue, sin el exceso que se ocasionó el 23 de agosto del 2009 con la patada voladora que le propinó Jauregui al uruguayo Leonardo Medina de Oriente, es aceptable que un partido Clásico se caliente.

Pero cada vez fue subiendo el nivel de agresión, desde aquella patada voladora los Clásicos Cruceños carecen del control necesario, en las tribunas hay cámaras de seguridad, pero en el campo de juego hay mucha gente poco o nada tiene que hacer durante y sobre todo después del partido. La Liga cambió el mecanismo de trabajo de la prensa en todo el país luego del Clásico Cruceño 159, jugado el 26 de agosto de 2012. Erwin Sánchez dirigía a Oriente y un petardo explotó cerca del DT y eso encendió de nuevo la mecha entre todos los presentes en la cancha.

Ha pasado un año, y de nuevo en el primer Clásico oficial del torneo Apertura el desorden gobernó el Tahuichi, mucha gente externa a los equipos, sin control – y aquí nos obligamos a preguntar – los controles de la Liga (?)…. al terminar el primer tiempo el delegado de Blooming apareció en medio campo reclamandole al juez Óscar Maldonado, que por muy malo que fue su arbitraje, el delegado del club a vista de todos apareció en el círculo del campo de juego reclamando al juez.

Al terminar el partido los reclamos airados de Blooming contra el arbitro terminaron en choques y roces entre jugadores, pero eso no es lo peor. De repente apareció un Barra de Blooming torso desnudo, intentando agrediar a los jugadores de Oriente, ante la vista de la policía que separaba a los dos equipos. Cuando a los oficiales de policía no les quedaba más alternativa que arrestar a este personaje, los mimos jugadores de Blooming lo protegieron y se lo llevaron al vestuario protegido de dos jugadores.

Pareciera que estamos equivocando el camino, y en lugar de alejar estas imágenes que sucedieron hace cinco años, estamos buscando que sean más seguidas y constantes en nuestro fútbol, y si no se ponen manos a la obra para apagar el gran foco de violencia.