Un grito de gol interminable desde Itaquerao

Desde Sao Paulo, hasta el rincón más escondido Ushuaia, ese al que le llaman el fin del mundo.

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Desde Sao Paulo, hasta el rincón más escondido de Ushuaia, pasando por toda la Argentina, cruzando de lado a lado y de norte a sur, un grito de gol despertó a un país entero.

Un desahogo interminable, cuando la tensión era lo que se vendía como pan caliente en cada asiento del Corinthians Arena, apareció Messi, que recibió una pelota de Rodrigo Palacio, con espacio encaró, habilitó a Di María, y este con inteligencia se la entregó a Di María que parecía ser el único con aire en las piernas y el cerebro para darle una comba perfecta como la que le dio a Brazuca.

Ángel Di Maria, el dueño del grito de gol eterno de un país entero, no apareció hasta el segundo tiempo de la prórroga, allá recién se hizo presente, fue vital por el gol, pero fue fundamental para perdurar en el tiempo, este fatídico gol de Di Maria, quedará en la retina de los argentinos, que por 118 minutos paralizaron su mundo para sufrir y para terminar con el corazón en el viento amarrado a una camiseta que daba vueltas y con el orgullo futbolero por el cielo, allá donde sigue escuchándose el grito de gol interminable de Di Maria.

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