El partido tuvo un nombre por encima de todos: Xherdan Shaqiri, omnipresente en todas las jugadas de ataque de Suiza y autor de tres golazos que decidieron el choque ante una Honduras agresiva en lo físico pero incapaz en lo creativo y que vio esfumarse casi todas sus opciones de clasificación con el latigazo a la escuadra del futbolista del Bayern en el minuto seis de encuentro. Buscó Shaqiri disparo entre Juan Carlos García y Bengtson y soltó un zurdazo imposible para un Valladares que le había sacado dos minutos antes un disparo a bocajarro.
El tirplete del crack suizo es el número 50 en la historia de los Mundiales, y con él pasará a la memoria de todos sus compatriotas, por la forma en que metió a su selección a octavos de final en Brasil 2014.
